Es evidente que algo muy grave
está pasando en la sanidad pública gallega cuando tanto la ciudadanía como los
profesionales sanitarios se están echando a la calle con tanta frecuencia para
protestar contra el imparable deterioro del servicio público de sanidad.
El ranking más fiable y elaborado
sobre la “salud” de los servicios públicos de salud en España es el que realiza
cada año la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública.
Según este ranking el SERGAS
ocupa en 2018 la posición 11 (sobre 18 CCAA) pero lo peor no es esta discreta
posición en sí misma sino que el constante deterioro que está experimentando en
las dos últimas legislaturas, en las que Galicia ha pasado de ocupar la sexta posición
en 2013 a la actual posición 11.
La ciudadanía ha experimentado en
carne propia este deterioro al empeorar todos los factores que le afectan : las
crecientes demoras en las citas de Atención Primaria, el empeoramiento de las
listas de espera diagnóstica y quirúrgica, la disminución del número de camas
operativas en la red hospitalaria pública, la creciente tendencia del gobierno
autonómico del Partido Popular hacia la privatización de la atención
especializada y hospitalaria, etc.
Solo como ejemplo (uno de los
muchos), el número de camas realmente operativas en la red hospitalaria pública
ha descendido un 10% al bajar de las
3,48 camas por mil habitantes en
2014 a las 3,14 camas en 2019,
colocando a la sanidad pública gallega en el furgón de cola de la cobertura
hospitalaria de España.
Nada más evidente al respecto que
el drástico empeoramiento de la valoración ciudadana respecto a su servicio
público de salud.
La macroencuesta anual del
Barómetro Sanitario del CIS para el Ministerio de Sanidad muestra que los gallegos son (solo por
delante de los andaluces) los ciudadanos españoles que más han empeorado su
valoración.
A la misma pregunta del CIS en
los años 2014 y 2019 sobre el funcionamiento de la sanidad pública en Galicia,
en 2014 hasta un 77,3% contestaban
que funcionaba “Bien o Muy Bien”.
Cinco años después, en 2019, esa
proporción ha bajado hasta el 70,2%.
Tamaño deterioro de la valoración
del servicio público de salud (más de un 9%) solo es superado por Andalucía
entre todas las CCAA.
Y los profesionales sanitarios
también han sufrido las consecuencias de este deterioro con un incremento de la
temporalidad y la precariedad de tal calibre que muchos de estos profesionales
ya están abandonando el SERGAS para
ocupar plazas en los servicios públicos de salud de otras Comunidades
Autónomas.
Lo dicho : la sanidad pública
gallega cuesta abajo y sin frenos.
Y las próximas elecciones autonómicas no se celebrarán hasta el 2020.
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