Durante el largo y tenso período de
negociaciones previas a la fallida sesión de investidura del candidato
socialista Pedro Sanchez, el líder de Unidas Podemos Pablo Iglesias llegó a
ofrecer un compromiso por escrito de lealtad institucional de “su” grupo a un
hipotético gobierno de coalición entre ambas formaciones.
Este compromiso de Pablo Iglesias
incluiría presuntamente a los cuarenta y dos actuales diputados de su grupo y
serviría no sólo para la investidura del presidente socialista sino también
para la gobernabilidad durante toda la legislatura en lo referente, por
ejemplo, a la cuestión territorial y el conflicto con Cataluña, el
mantenimiento del principio de la estabilidad presupuestaria, etc., etc.
Independientemente del grado de
confianza o desconfianza que Pedro Sanchez pudiera tener respecto a Pablo
Iglesias a nivel personal (que no es poca), la realidad es que probablemente esa
desconfianza fuera todavía mayor respecto a su heterogéneo Grupo Parlamentario.
El Grupo
Parlamentario Confederal de Unidas Podemos, En Comú Podem y Galicia en Común
(éste es el nombre con que figura inscrito en el Congreso) está formado por 42
diputadas y diputados, electos por diferentes circunscripciones provinciales.
¿De verdad alguien cree que Pablo
Iglesias estaba (y no digamos Pedro Sanchez) en condiciones de asegurar que
todos los diputados del grupo parlamentario de Unidas Podemos-En Comú
Podem-Galicia en Común cumplirían día tras día ese compromiso de lealtad
institucional, en todas y cada una de las importantes cuestiones que deberían
ser afrontadas a lo largo de la legislatura?
Por lo que se refiere a la sesión de
investidura puede incluso que esa hipótesis fuera creíble. Sobre todo porque no
había otra alternativa que unas nuevas elecciones generales con unos resultados
previsiblemente nefastos para Unidas Podemos.
Pero con la perspectiva ampliada a los
cuatro años de legislatura, la cosa cambia notablemente.
Por ejemplo, los siete diputados de En Comú Podem que resultaron electos
gracias a un pacto preelectoral entre
Unidas Podemos y Cataluña en Comú, la formación presidida por Ada Colau, alcaldesa
de Barcelona.
En ese contexto, ¿qué grado de
influencia determinante tiene Ada Colau sobre cada uno de los siete diputados
de En Comú Podem?
Es decir, ¿cuántos de los siete
diputados de En Comú Podem seguirían escrupulosamente el compromiso de lealtad
institucional que ofrece Pablo Iglesias y cuántos se inclinarían por seguir las
posiciones de Ada Colau?
Y las dudas no se acaban ni mucho menos
en el imprevisible comportamiento futuro de parte de los diputados catalanes de
En Comú Podem.
Efectivamente, seis de los cuarenta y dos diputados del supuesto Grupo Parlamentario de Pablo Iglesias
pertenecen claramente a Izquierda Unida,
cuyo líder es Alberto Garzón.
Tras
la fracasada investidura de Pedro Sanchez parece que las bases (y la
misma
dirección de IU) se han mostrado favorables a la negociación de un
programa
común con el PSOE dejado de lado la posible participación en un
gobierno
de coalición. Solución “a la portuguesa”
¿Cuáles y cuantos de los diputados de IU
seguirían al pié de la letra durante cuatro años y en todas las cuestiones el
compromiso de lealtad institucional que asegura Pablo Iglesias y cuantos
seguirían la posición de Alberto Garzon?
Aunque la incógnita más importante en el
seno del supuesto grupo parlamentario confederal de Pablo Iglesias es la del
potente grupo de los seis diputados
andaluces de Adelante Andalucía.
Los líderes andaluces de Adelante Andalucía incluso despreciaron públicamente la consulta organizada por Pablo Iglesias sobre la participación de Podemos en un gobierno de Pedro Sanchez.
Ellos abogaban directamente por no
participar de ninguna forma en un gobierno socialista y se inclinaban por la
fórmula “a la portuguesa” : investir
a Pedro Sanchez como presidente pero permanecer en la oposición ejerciendo la
labor de control y reivindicación.
¿Cuántos y cuales de los seis diputados
andaluces de Podemos cumplirían sin rechistar el pacto de lealtad institucional
que ofrece Pablo Iglesias al PSOE?
¿Y cuántos seguirían las instrucciones
del grupo Anticapitalista de la dirección andaluza?
Hay más casos, como el del diputado
Juanjo Lopez de Uralde, representante de equo), que también se inclina por
negociar un programa de consenso que recogiese por escrito los puntos
programáticos del gobierno y controlar desde la oposición, desde fuera del
gobierno, su cumplimiento.
De cualquier forma, los casos descritos
nos parecen suficientes para comprender el alto grado de desconfianza que Pedro
Sanchez manifiesta hacia Pablo Iglesias…pero sobre todo hacia el compromiso y
la actitud el Grupo Parlamentario de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en
Común.
Cuatro años de legislatura pendientes de
las imprevisibles volteretas de muchos de los cuarenta y dos diputados de
Podemos son muchos años.
Y muy largos. ¡Larguísimos!
Puede que a día de hoy y una vez
tristemente consumado el fracaso de la sesión de investidura del candidato
socialista Pedro Sanchez, todas estas disquisiciones suenen a entelequias de
salón.
Pero lo que permanece constante es la
inquietante heterogeneidad en los posicionamientos ideológicos y políticos de
una buena parte de los miembros del Grupo Parlamentario Confederal de Unidas
Podemos, En Comú Podem y Galicia en Común.
Una inquietud que se ve agrandada por el
hecho de que los previsibles malos resultados electorales de Podemos (o lo que
quede de ellos) en unas hipotéticas elecciones generales en Noviembre aumenten
la descomposición interna y la anarquía del grupo.
¡Como para confiar nada menos que la
gestión de la Sanidad Pública española a esa mescolanza, por dios!
Nuestra opinión es que, afortunadamente,
eso no va a ser preciso.
Eso sí, siempre y cuando el PSOE sea
capaz de gestionar adecuadamente el tiempo y los tiempos, la estructura del
famoso relato, etc., y teniendo en cuenta que casi la mitad de los 42 diputados
del Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos ya se ha manifestado
abiertamente por la fórmula de gobierno a la portuguesa (acuerdo de investidura
y gobernar en minoría con los 127 diputados socialistas) mediante un programa
común negociado y consensuado.
Desde luego y por lo que respecta a la acción
de gobierno en relación con la Sanidad Pública, es de suponer que ese programa
común consensuado no sería ningún obstáculo en lo fundamental.
Y por supuesto sería mucho más fácil ese
consenso sobre la Sanidad Pública con Unidas Podemos que si tuviera que
producirse con el Partido Popular y con Ciudadanos.
Así que…¡manos a la obra y desde ya
mismo!
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