sábado, 29 de diciembre de 2018

POBREZA Y SALUD


Esta sorprendente (?) noticia del periódico Levante-emv, de Valencia, se basa en los datos del informe Desigualdades en salud en la Comunitat Valenciana, elaborado por la Dirección General de Salud Publica de la Consellería de Sanitat.

Según el informe, los valencianos que nacen y viven en las inmediaciones de la estación de La Cadena de la línea 4 del Metro, en el Cabañal, tienen una esperanza de vida al nacer de 73,4 años.
A apenas unos seis kilómetros, los valencianos que viven alrededor de la estación  de Primado Reig, de la misma línea 4 del Metro, probablemente vivan 79,2 años.
Seis kilómetros, seis años de diferencia en expectativa de vida. En la misma ciudad.

Y sin embargo, todos estos ciudadanos están atendidos por el mismo sistema público de salud. Todos ellos comparten la misma climatología y, en general, las mismas condiciones medioambientales.
Entonces…¿porqué tanta diferencia en expectativa de vida?
El titular periodístico apunta que la diferencia en expectativa de vida está en la diferencia  de la renta de los habitantes de ambos barrios : en los barrios pobres la gente vive menos años que en los barrios ricos.

La consellera de Sanitat, Ana Barceló, comenta que  el análisis sistemático de estos datos permitirá evaluar en el futuro el efecto de las acciones que  impulsamos e identificar nuevas necesidades de acción”.
Lamentablemente, las “necesidades de acción” que exigeN la reducción de estas diferencias tan dramáticas en las expectativas de vida exceden con mucho la capacidad y las competencias de la Consellería de Sanitat.

Aunque la teoría de la renta como factor básico de las diferencias en las expectativas de vida sea básicamente correcta, la realidad es bastante más compleja porque la asistencia sanitaria, con ser fundamental, ni siquiera es el factor básico en el incremento de las expectativas de vida. Al menos en el llamado Primer Mundo, al que sin duda pertenece la Comunidad Valenciana.

En efecto, el factor esencial para la mejora de la Expectativa de Vida (y más aún, para la mejora de la Expectativa de Vida en Buena Salud) lo constituyen los llamados “hábitos de vida”, que incluyen la alimentación saludable, la ausencia de drogadicciones como el alcohol y el tabaco, la realización de ejercicio físico y abandono del sedentarismo, el cuidado del sobrepeso, etc.
De estos hábitos de vida  dependen hasta un 43% de las posibilidades de mejorar la Expectativa de Vida.
Y sin embargo, el fomento de estos hábitos saludables solo merece la inversión del 1,5% del Presupuesto de Sanidad.

Otro factor esencial para la mejora de las expectativas de vida lo constituyen las condiciones medioambientales, el “entorno”, que incluye las condiciones de salubridad del territorio, la calidad del aire, la contaminación sonora y lumínica, la calidad de las aguas superficiales y subterráneas, etc.
La influencia de este factor “entorno” en la reducción de la mortalidad se estima en un 19%...mientras que solo merece una atención presupuestaria del 1,5%.

En cambio la Asistencia Sanitaria, que consume más del 90% de los gastos imputables a la mejora de la salud, apenas tiene un impacto del 11% en la reducción de la mortalidad y, por tanto, en la mejora de las expectativas de vida.

Todos estos datos proceden del análisis del prestigioso DENVER GEA Group  y se refieren a las sociedades desarrolladas.
Es obvio que no pueden aplicarse linealmente a cada país o cada Comunidad Autónoma o a cada ciudad y cada barrio…pero desde luego iluminan con mucha potencia la realidad de las escasas posibilidades de incrementar drásticamente las expectativas de vida de la población desde la orilla exclusiva de la Atención Sanitaria.

Pero también proporcionan una esperanza : no hay una relación biunívoca entre el nivel de renta y la expectativa de vida.
En ningún sitio está escrito que por ser más pobre haya que morirse antes. Y los datos de la Organización Mundial de la Salud lo demuestran claramente.

El paradigma es Estados Unidos : tiene una de las rentas per cápita más elevadas del mundo (52.900 )…pero la expectativa de vida de sus habitantes es bastante mediocre en el contexto de los países desarrollados : tan solo 79,3 años.
Y lo que es casi peor : sus expectativas de vida con buena salud tan solo llegan a los 69,1 años.
En el otro extremo está España. Tiene un nivel de renta de menos de la mitad que EEUU (25.100) pero los españoles esperan vivir 82,8 años, casi cuatro años más. De ellos, 72,4 en buena salud..
Y no solo España : los habitantes de Cuba, Grecia y Portugal, por ejemplo, son incluso más pobres que los españoles pero viven también bastantes más años que los norteamericanos. Y en mejores condiciones.

La tabla adjunta de países seleccionados ordenados por nivel de renta muestra otros casos reveladores.
Ninguno de los tres más ricos (Estados Unidos, Irlanda y Noruega) figuran entre los más longevos, aunque es cierto que los tres siguientes en riqueza (Australia, Suecia y Dinamarca) tienen excelentes expectativas de vida.
Pero además de España, también Grecia, Portugal, Italia, Japón o Francia e incluso Cuba, superan ampliamente la expectativa de vida de los norteamericanos.

Definitivamente y como es lógico, el nivel de renta en sí mismo no es el único y ni tan solo el principal de los condicionantes de la expectativa de vida.

Lo que sí que es cierto es que el bajo nivel de renta suele encontrarse asociado a otros factores que sí que son determinantes : la herencia genética, el entorno y, sobre todo, el nivel cultural relacionado con los mejores o peores hábitos de vida, especialmente en lo relacionado con la alimentación, el sedentarismo , las drogadicciones y la obesidad.
Está claro que los ciudadanos más ricos se cuidan más que los más pobres. Entre otras razones porque pueden permitírselo a nivel económico.

Bajo ese prisma sí que se explican algunas de las diferencias geográficas en la distribución de las expectativas de vida, que se manifiestan a nivel de país y a nivel regional dentro de cada país.
E incluso a nivel de barrios dentro de una misma ciudad, como en el caso de los barrios de Valencia en el informe sobre Desigualdades en Salud en la Comunidad Valenciana.

En el caso de España, las diferencias entre Comunidades Autónomas también son muy importantes (de hasta tres años) y básicamente reproducen el modelo de que a mayor renta, mayor expectativa de vida…y viceversa.
Y lo mismo ocurre en el resto de los países.
Las expectativas de vida, especialmente de vida en buena salud, difieren enormemente de unas regiones a otras y siempre estrechamente asociadas al nivel de renta de la región.

Según el Regional Comp Index de la OCDE, las diferencias en salud entre las tres regiones más pobres de Francia (Pas de Calais, Picardie y Bretagne) y las tres más ricas (Alsace, Rhône-Alpes y Île de France) alcanzan el 36%.

Y algo parecido ocurre en Alemania, aunque las diferencias en salud entre las regiones más pobres (Nieder Bayern, Sachsen-Anhalt y Lünebrg) y las más ricas (Ober Bayern, Darmstadt y Stuttgart)  son menos acusadas, “apenas” del 23%

Las diferencias más abrumadoras de producen en Bélgica, con hasta un 43% de diferencia en salud entre las regiones más pobres (Luxemburg prov.,Namur y Hainaut) y las más ricas (Antwerpen, Bruxelles y Brabant)


Así que volviendo a Valencia ciudad y a sus desigualdades en Salud por barrios...
¡Animo y fuerza, consellera Barceló!





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