¿Cómo es posible que Cataluña, uno de los territorios más ricos de
España, tenga uno de los peores sistemas sanitarios públicos de todo el país?
¿Cómo es posible que la quimera de una independencia imposible prime
sobre la vida y la salud de la ciudadanía catalana?
En este Blog solo tratamos
asuntos relacionados con la sanidad pública y muy rara vez incluímos temas
políticos, salvo que tengan una relación directa con la sanidad.
Pero éste es el caso hoy.
Hoy 13 de febrero de 2019, los
partidos independentistas catalanes Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y
Partit Demòcrata de Catalunya (PdCAT) han votado en contra de los Presupuestos
Generales del Estado presentados por el gobierno en el Congreso de los
Diputados.
El argumento de los partidos
independentistas catalanes, claramente expuesto en el Congreso, ha sido que no
podían votar favorablemente unos Presupuestos si previamente el Gobierno no
aceptaba negociar el derecho de autodeterminación.
Los votos de ERC y PdCAT, junto
con los votos del Partido Popular, Ciudadanos y otros grupos de la derecha, han
rechazado unos Presupuestos que suponían una inversión estatal en Cataluña de 2.251 millones de euros, un 57%
más que los actuales presupuestos prorrogados del Partido Popular.
Buena parte de esta
extraordinaria inyección presupuestaria hubiera ido directamente a mejorar la
financiación del CatSalut, el sistema público de Salud de Cataluña.
CatSalut, más allá de los grandes
centros hospitalarios de Barcelona que todavía son referencia en toda España,
es un sistema sanitario público que se está desmoronando aceleradamente desde
el comienzo del Procés independentista.
Según los siempre rigurosos
informes de la Federación de Asociaciones de Defensa de la sanidad Pública, el
sistema sanitario público de Cataluña ocupaba
en 2010 el puesto número 12 (sobre 17) en el ranking autonómico español.
Ya entonces se trataba de una
posición ciertamente anómala, producto del desinterés presupuestario hacia la
sanidad pública de los sucesivos gobiernos conservadores de Convergència i
Unió.
Se trataba de una posición número
12 en el ranking que parecía difícilmente empeorable…pero que en la etapa del
Procés no hecho sino empeorar.
Desde 2017, Cataluña ocupa el
deshonroso puesto número 15, el antepenúltimo, en el ranking, sólo por delante
de Canarias y la Comunidad Valenciana.
Los informes de la FADSP están
basados en un amplísimo conglomerado de datos objetivos procedentes de
organismos oficiales, también y principalmente de la Consellería de Sanitat del
Govern de Catalunya.
Pero es que la propia ciudadanía
catalana tiene la misma percepción sobre el desastre sanitario catalán .En una escala de 1 a 10, los
usuarios catalanes valoran con un 6,51
a su sistema de salud, una de las valoraciones más bajas de España.
En el mismo sentido, y en la
pregunta de confirmación, sólo un 65,2% de los catalanes consideran que su
servicio público de salud funciona bien. De nuevo una de las valoraciones más
bajas entre todas las CCAA.
Definitivamente, la valoración subjetiva
de la ciudadanía catalana respecto a su sistema público sanitario es de las más
pobres de España, coincidiendo plenamente con la valoración objetiva de la FADSP.
Y lo que es peor : ambas
valoraciones empeoran sensiblemente desde 2010.
La pregunta es : ¿tienen razón
los ciudadanos catalanes en tener una valoración tan pobre de su propio sistema
público de salud?
Veamos :
En el muy importante escalón de
la Atención Primaria, sólo el 3,2%
de las peticiones de asistencia en Cataluña son atendidas en 24 horas.
Se trata de la peor situación
entre todas las Comunidades Autónomas con mucha diferencia.
A título comparativo, ese
porcentaje de atención primaria rápida asciende hasta alrededor del 60% en Asturias o La Rioja.
Y este pobrísimo porcentaje de
asistencia viene derivado directamente de la muy escasa ratio de médicos AP por
cada 1000 habitantes que se da en el CatSalut.
Con una ratio de 0,69 médicos por 1000 habitantes,
Cataluña se sitúa entre las CCAA con peor cobertura al respecto.
Más allá de la atención primaria,
la Atención Especializada también
ofrece unos resultados muy pobres.
Los pacientes catalanes que
requieren la visita a un médico especialista deben esperar en su conjunto una
media de 98 días.
En peor situación solo se
encuentra Canarias.
Y todavía peor, esos pacientes
que deben esperar 98 días para ser visitados por su especialista cuando
necesitan una intervención quirúrgica en Cataluña deben esperar nada menos que
otros 148 días.
En resumen : Baja ratio de
médicos tanto en Atención Primaria como en Atención Especializada y
Hospitalaria y, como consecuencia, largas Listas de Espera en los centros de
salud, los centros de especialidades y los hospitales.
Al respecto, CatSalut se revela
efectivamente como uno de los peores sistemas sanitarios públicos de España.
Los datos cuantitativos lo demuestran y los ciudadanos así lo perciben.
Desde luego que son muchos
factores organizativos que influyen en esta casi dramática situación, al borde
del colapso total.
Pero hay dos factores
particularmente significativos.
El primero de ellos, sin lugar a
dudas, es la escasa atención
presupuestaria para la sanidad pública que han mostrado los sucesivos
gobiernos conservadores y nacionalistas.
Uno de los territorios más ricos
de España tiene uno de los presupuestos sanitarios más pobres.
Con 1.193 euros por habitante el CatSalut sólo tiene por detrás al
sistema andaluz de salud.
Se trata de una asignación
presupuestaria que prácticamente es un 40% inferior a la de Navarra, Asturias o
el País Vasco.
Por lo tanto la escasa
financiación de la sanidad pública en Cataluña es el gran problema del sistema
público de salud.
Y en ese contexto…los dos partidos independentistas catalanes han
tumbado con sus votos en el Congreso unos Presupuestos Generales del Estado que
incrementaban la inversión en Cataluña en un 57% y que hubieran podido
solucionar en una sola Legislatura las gravísimas deficiencias del sistema
catalán de salud.

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